Obstrucción de la vía lagrimal en adultos:

A nivel del conducto nasolagrimal

El conducto nasolagrimal es la localización donde más frecuentemente se obstruye la vía lagrimal en los adultos. Este conducto lleva la lágrima desde el saco lagrimal hasta la fosa nasal.

La solución en estos casos es una intervención quirúrgica denominada dacriocistorrinostomía (DCR), que consiste en unir el saco lagrimal directamente con la fosa nasal en su meato medio. Para ello es necesario quitar un pequeño trozo de hueso. Esto se puede realizar mediante 3 técnicas diferentes:

  1. DCR externa: se elimina el fragmento óseo a través de una incisión que se realiza en la piel existente entre la nariz y el canto interno del ojo. Es la técnica clásica y tiene el inconveniente de producir una cicatriz en una zona muy visible de la cara. Se realiza con anestesia local y sedación profunda. Se dejan colocados unos hilos de silicona durante unos 3 meses. Durante el postoperatorio, la zona intervenida está inflamada y es frecuente que exista un hematoma.
  2. DCR endonasal: toda la intervención se realiza a través de la fosa nasal, sin que exista herida en la piel y, por lo tanto, sin cicatriz. Aunque puede realizarse con anestesia local y sedación profunda, la mayoría de los cirujanos prefieren realizarla con anestesia general, ya que la manipulación de la fosa nasal puede ser excesivamente molesta en algunos pacientes. Igualmente se deja una intubación de silicona. El índice de éxito de esta técnica es sensiblemente inferior a la DCR externa.
  3. DCR transcanalicular con láser: esta intervención se realiza a través de los puntos lagrimales, introduciendo por ellos una delgada fibra óptica que llega hasta el hueso que hay que perforar. Se realiza bajo control endoscópico por la nariz. La fibra óptica va conectada a un láser que realiza el orificio que une el saco lagrimal con la fosa nasal, al mismo tiempo que coagula los vasos sanguíneos, evitando así que haya un sangrado. Esto permite que puedan ser intervenidos pacientes anticoagulados o antiagregados. Como en las otras dos técnicas también se intuba la vía lagrimal con silicona. Además, se emplean fármacos que inhiben la cicatrización. Esta intervención tiene un índice de éxito muy parecido al de la DCR externa cuando es realizada por manos expertas. El postoperatorio es indoloro y permite la incorporación sociolaboral del paciente en un breve periodo de tiempo. También permite realizar la intervención en los dos ojos en una misma cirugía. El Dr. Romo es pionero en España en esta técnica, habiendo formado en ella a muchos cirujanos que actualmente la emplean.